Cultivo

Recomendaciones básicas en el cultivo de la Patata

Semilla

El uso de una semilla certificada mejora significativamente el éxito de la cosecha. Es muy importante adecuar la elección de la variedad en función del propósito final de la cosecha, el tipo de suelo, la zona geográfica, el clima, etc. En general, se recomienda el uso de calibres pequeños o medianos, y no trocear las semillas por el alto riesgo de transmisión de enfermedades.

Suelo

El suelo idóneo es el franco o franco-arenoso, nivelado, mullido, sin terrones, con buen drenaje y aireación. Es importante evitar la formación de suela de labor para no favorecer la deformación de los tubérculos ni la existencia de hongos. Se recomienda que las tierras sean nuevas o no hayan sido utilizadas para el cultivo de patatas en los últimos cuatro años. De modo que es muy importante hacer una buena rotación de cultivos para evitar plagas bacterianas. Se recomienda analizar el suelo antes de comenzar la plantación, para averiguar si existe carencia de nutrientes. El pH del suelo ha de estar comprendido entre 5,5 y 6,5.

Se desaconseja que el cultivo previo haya sido de zanahorias o espárragos por el riesgo de existencia de rhizoctonia crocorum. Sin embargo, la presencia previa de cultivos de cereales sí que es positivo. La lechuga, la espinaca, el cebollino y el ajo porro son buenos compañeros de cultivos para las patatas.

Clima

La patata se adapta preferiblemente a climas templados, pero se adapta muy bien a zonas cálidas como Andalucía en las que se adelanta la plantación; y a zonas más frescas como Castilla y León, en las que la plantación se retrasa hasta los meses de marzo, abril o mayo, incluso junio para evitar las heladas. En general, durante todo el ciclo, lo deseable es que las temperaturas no bajen de los 8 grados ni suban de los 25.

Plantación

Es necesario hacer una buena preparación del suelo antes de plantar, dejando como mínimo 15 cm de tierra suelta en la superficie. La semilla se ha de colocar en la superficie (dejando un espacio entre ellas de entre 15 y 30 cm) y cubrirla por una cresta, dejándola enterrada entre 7 y 12 cm. A medida que la planta crece hay que tener precaución de que las patatas no se asomen. En caso de se asomen es necesario cubrirlas con tierra para prevenir las quemaduras por el sol y que se pongan verdes.

La elección de la variedad y de las distancias de plantación de los tubérculos determinará la densidad de siembra. La forma tradicional de expresar la densidad de un cultivo de patatas es el número tallos principales (los que crecen directamente del tubérculo madre) por metro cuadrado.

Riego

La patata es un cultivo muy exigente en agua durante todo el ciclo, pero un exceso de agua puede reducir el porcentaje de fécula y favorecer la aparición de enfermedades como el mildu. Es necesario regar con agua moderada pero constante, especialmente cuando la plata comienza a desarrollarse. Lo ideal es aplicar un riego moderado todos los días, para mantener la humedad del suelo. El método de riego más usado es la aspersión, aunque también es bastante frecuente encontrar cultivos en los que se riegue por inundación, goteo, etc.

La patata es muy sensible a los estreses como cambios bruscos en cuestión de hidratación o temperatura. Estos estreses podrían producir alteraciones en el desarrollo del cultivo, incluso es posible que aparezcan surcos o grietas en las patatas.

Tratamiento

En función de la zona geográfica, el periodo del año y la variedad elegida será necesario adecuar el tratamiento de prevención de plagas adecuado. Se recomienda hacer uso de la «Guía de Gestión Integrada de Plagas» publicada por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino.

Cosecha

La duración de la cosecha dependerá de varios factores, pero suele estar comprendido entre 90 y 200 días en función del ciclo de la variedad elegida. Una vez finalizado el ciclo y arrancado el tallo (defoliación o seca de matas), se recomienda que la patata permanezca enterrada de 2 a 4 semanas para que la piel se fije o encorche. Hay que tener precaución de no alargar demasiado este periodo porque puede degradar el aspecto de las patatas y las expone a eventuales ataques parasitarios.

Las patatas recién cosechadas pueden almacenarse durante meses, en lugares secos, con poca luz (o luz led verde), y lejos de vegetales que estimulen su desarrollo (como la cebolla). De esa forma se mantendrán sanas y no germinarán.

¿Densidad de plantación?

La densidad de plantación se expresa como el número de plantas por unidad de superficie (generalmente la hectárea). En el caso de la patata, se refiere al número de tallos (no de plantas) por unidad de superficie. En general, se toma la media de 3 tallos por semilla.

«La densidad de siembra tiene una relación directa con los rendimientos y el tamaño de los tubérculos cosechados»

La densidad de plantación influye directamente en el volumen de la producción.  La densidad de plantación no solo influye en el numero de tubérculos sino también en la calidad de la producción, es decir, en la homogeneidad de los tamaños obtenidos. No hay que olvidar, que el resultado de la cosecha depende de muchos otros factores como el suelo, la variedad cultivada, el clima, etc., por lo que en función de estos otros factores, la influencia de la densidad podría atenuarse o acentuarse. Por ejemplo, la variedad Agria tiene muchas más dificultades para emitir tallos en densidades altas que la variedad Monalisa.

A mayor densidad de plantación (hasta un cierto límite) corresponden generalmente rendimientos más elevamos en tubérculos de calibre pequeño y medio, debido a una mayor competencia por la luz, agua y nutrientes. En cambio, si la densidad es baja, el rendimiento por hectárea es menor, pero los tamaños de los tubérculos son mayores. En el caso de densidades demasiado altas, se producen un número menor de tubérculos, teniendo un rendimiento individual menor que las cultivadas con una densidad más débil [Villalobos, 2002].

«Conforme aumenta la densidad aumenta la producción, pero también aumenta la competencia de las plantas, por lo que el peso medio de los tubérculos disminuye»

En general, el diámetro de los tallos y el área foliar serán mayores cuanto mayor sea la separación entre plantas, mientras que la altura del tallo será mayor cuando menor sea esta separación. Estos resultados pueden estar relacionados con el efecto del autosombreo, por lo que la planta ha de competir en altura por los rayos del sol.

Los calibres de semilla grandes proporcionan un número mayor de yemas y de tallos. También podemos afirmar que, para un mismo calibre, en la medida que disminuye la distancia de plantación, aumenta el número de tallos por unidad de superficie [Almeida et al., 2016].

Existe mucha literatura referente a la densidad de la plantación y a la manera en la que esta influye en los resultados finales de producción. Es difícil fijar una densidad de plantación ya que el nivel de competencia y el numero de tallos por planta puede variar de un año para otro [Ellissèche y Pérennec, 1987].  La densidad adecuada en cada caso depende del destino final al que vaya dirigida la patata, por ejemplo, para la producción de patata extra-tempana y de siembra convienen densidades altas. Los tubérculos que se utilizan como materia prima para hacer patatas prefritas congeladas deben ser de gran tamaño, mientras que las destinadas a la producción de patatas chips deben ser de tamaño mediano. Por lo tanto, es necesario establecer el objetivo de la producción antes de planificar la plantación.

Encontrar el equilibrio deseado en la densidad de plantación para que los cultivos sean eficientes y rentables es una tarea muy importante. Tal y como hemos comentado, la producción aumenta al aumentar la densidad. Pero a partir de un umbral de saturación la producción cae pese a seguir incrementando la densidad. Por otro lado, el tamaño de las patatas obtenidas tiende a menguar conforme aumenta la densidad. Por último, no debemos de olvidar de que en el cultivo de patatas, la semilla representa alrededor del 50% de los gastos del cultivo. Guglielmetti [Guglielmetti & Covarrubias, 1988] afirman que «disminuir la distancia sobre la hilera aumenta los costos, pero no los beneficios». 

Calculadora de población vegetal

En general, la cantidad de patata de semilla necesaria para cubrir una hectárea varía entre los 2.000 y los 2.500 kg para semillas grandes (calibres 45/60) y entre 1.500 y 1.800 para semillas pequeñas (calibre 28/35). Cada patata (o trozo de la misma) ha de tener un mínimo de dos yemas. Se trata de conseguir una densidad de plantas de 55.000 a 65.000 plantas/ha. Algunas de las distancias empleadas para este propósito serían:

  • 75 cm entre caballones y 25 cm entre semillas = 53.333 plantas/hectárea.
  • 80 cm entre caballones y 20 cm entre semillas = 62.500 plantas/ hectárea.

¿Semillas de calibre grande o pequeño?

El tamaño de la semilla juega un papel muy importante en la producción de tallos, y por lo tanto en el rendimiento de la cosecha. En general, una semilla de un calibre grande es más resistente y soporta mejor los estreses durante el cultivo. Por lo tanto, bajo condiciones adversas de suelo y ambiente como son sequía y heladas, la semilla de calibres grandes produce tallos más vigorosos y por consiguiente tiene más ventajas que la semilla de calibre pequeño. Sin embargo, el costo de semilla por hectárea se eleva debido a que la cantidad utilizada puede llegar a ser el doble que de semilla de calibre pequeño, ya que estas últimas procuran un rendimiento mayor de las cosechas. Por ejemplo, al sembrar con una densidad de 30.000 plantas por hectárea se necesita de 3 toneladas de semilla de calibre grande (tubérculos de más de 100 g) y 2 toneladas de semilla de calibre pequeño.

Patata vieja Vs Patata nueva

Llamamos patata nueva o temprana a la que se recoge al comienzo de la primavera, cuando la planta está verde y el tubérculo aún no ha madurado completamente. Por lo general, es de menor tamaño que la patata vieja o tardía, pero más apreciada por ser muy tierna. Su piel es muy fina y lisa, se levanta fácilmente. Contiene más agua que la vieja y, en consecuencia, menos almidón y calorías, es decir, engorda menos. Al freírlas permanece su color claro. Además, contiene más vitamina C.

La patata vieja o tardía se recolecta a finales de otoño. Su piel es mucho más gruesa y su carne contiene menos agua, por lo que es más compacta y se conserva durante más tiempo. Su carne amarillenta tiene un sabor más complejo y una alta proporción de almidón, así que son idóneas para guisar ya que engordan las salsas y absorben mejor los sabores. También son mejores para hacer cremas y purés.

Cada vez hay más patatas tardías, almacenadas en frío durante meses y tratadas para que no maduren o germinen. Estas patatas con lavado de cara pueden tener una apariencia parecida a la de las nuevas cuando en realidad son patatas viejas de la temporada anterior, por lo que los consumidores han de tener cuidado y comprobar los datos de los etiquetados.

Además de la patata nueva y la tardía, existe un ciclo intermedio de recogida. A estas patatas se les denomina de “media estación” y son recolectadas durante el verano, generalmente entre el 15 de junio y el 30 de septiembre

También existe una gran diferencia entre semilla vieja y semilla nueva. En general, una semilla nueva desarrolla todo su rendimiento potencial, proporcionando un cultivo más lento y productivo que una semilla vieja. Estas son algunas de las diferencias:

Semilla ViejaSemilla Nueva
Emergencia rápidaEmergencia tardía
Tuberización tempranaTuberización tardía
Mayor número de tallosMenos número de tallos
Menor desarrollo del follajeMayor desarrollo del follaje
Maduración tempranaMaduración tardía
Rendimiento bajoRendimiento alto
Comparativa entre semilla vieja y semilla nueva

Se recomienda sembrar semillas fisiológicamente viejas si el período de crecimiento disponible es limitado debido a factores como como baja precipitación, heladas tempranas, ataque de gota e incidencia de virus, etc. En cambio, si se dispone de un período de crecimiento largo, se recomienda sembrar semillas fisiológicamente jóvenes para maximizar el rendimiento del cultivo.